Reseña de El último desayuno de Rogelio Guedea
Autor:
Rogelio Guedea
Editorial:
Literatura Random House
Edición:
Físico
Género: Thriller
País
donde sucede: Nueva Zelanda
País
de origen del autor: México
Libros
leídos del autor: 1
Páginas:
159
Días
para acabarlo: 3
Calificación
personal: 4/5
Previo: Mexicanos en el extranjero
Al
ritmo que el mundo gira, pronto será mucho más sencillo que los mejicanos –y
cualquier otra nacionalidad- se encuentre en casi cualquier parte del mundo.
Cuando hablamos de mexicanos en el extranjero, lo primero que nos llega a la
mente es Estados Unidos, pero existen muchos otros países que albergan a los
compatriotas. Además de radicar en Sudamérica, también hay muchísimos en
Europa; probablemente Asia y Oceanía sean los continentes donde menos mexicanos
haya. ¿Cómo mejicano –o cualquier otra nacionalidad- les gustaría vivir en otro
país y/o continente más lejano? ¿O prefieren la comodidad de sus países? Solo
me permito recordarles que lo de hoy es ser un ciudadano del mundo.
¿Cómo lo
conseguí?
En
una visita exprés a la librería, lo encontré en la zona de literatura mexicana
con un buen descuento.
Un poco acerca
del autor…
No
sabía nada del autor, solo sé que tiene una columna por internet, y que este
libro fue ganador de un premio de novela negra.
Reseña
El
protagonista es un docente mexicano que se embarca a Nueva Zelanda, en el
transcurso de la narración, se verá rodeado del asesinato de una de sus
estudiantes, mientras intentará lidiar con los demonios, del pasado y presente.
Personas que habitan su vida… o eso cree.
A
través del retrato de la soledad, de las necesidades afectivas, y de lo
complicado que puede ser vivir en otro país, se presenta “El último desayuno”
una novela que podría explotarte la cabeza con tantas dudas.
Opinión
Por
supuesto que el desarrollo del libro es bueno, al narrar thriller una de las
premisas es que sea sencillo pero contundente. Que te haga cuestionarte cómo se
van a resolver las cosas en cada página, y dudar de cada personaje. El libro
cumple, es digerible, prácticamente se puede leer solo –y en un fin de semana-;
no necesitas más que cerrar los ojos y ambientarte en los parajes
neozelandeses.
El
libro usa un misterio “soft” o suave que pasa como un pretexto para narrar
distintas cosas, una forma de retratar al personaje para que sientas pena,
empatía o enojo por el personaje principal; logra con el cometido y de alguna
forma u otra te hace desarrollar algo por el principal. Nuevamente me cuesta
muchísimo imaginar los “mexicanismos” en boca de otras personas que no sean
mexicanos.
Un
problema fuerte del libro, es que no sabes si el personaje es idiota, autista, distraído,
está lleno de estrés o solamente es un genio incomprendido con serias
deficiencias para expresar –y recordar- sus sentimientos. El otro problema es
el gran final, un final que es generiquisimo, y tenía tanta madera para ser un
final épico, se termina optando por… tienen que leer el libro.
Quiero
leer algo más del autor, me dejó con un buen sabor de boca –excepto por ese
final-, pero definitivamente me agradó bastante.
¿Fue
nuestro último desayuno?
Citas
“Un
rayo de sol se echó sobre su cuerpo desnudo, haciéndolo resplandecer. Se untaba
en su piel como se unta la mantequilla en el pan tostado. Se levantó salió al balcón, por uno de cuyos vértices se
podía atisbar el mar.”
“Desde
niño me acostumbre a pensar que era culpable de haber hecho algo que no sabía
que era. Como fui un niño problema e iba destruyendo el mundo a diestra y
siniestra.”
”Sentí
que ya no conocía ninguno de los ruidos que antes eran parte integral de mí.”
“No
quise pensar más. No tenía sentido. Es difícil conocer las razones ocultas de
las mujeres. Así ha sido siempre, y esta vez no sería la excepción.”
“Algunas
veces olvidamos lo que nos duele o nos compromete. Nos persuadimos de no
enfrentarlo y, a fuerza de hacerlo, lo borramos de nuestra memoria, aunque sea
temporalmente.”
“Nunca
me había imaginado lo terrible que la pasan lo que están solos; pero no los que
están solos por decisión, sino los otros, como era mi caso, que me quede sin
ella prácticamente de un día para otro, y sin hijos.”
“¿No
nos extrañan ni siquiera las cosas que dejamos cuando salimos de viaje? ¿Acaso
de verdad están muertas?”
“…lo
que no olvido es que ella adelantó su cabeza, me cogió la nuca con su mano y me
dio un beso desesperado, arrebatado y temerario.”
Comentarios
Publicar un comentario