Reseña de Los ingravidos de Valeria Luiselli
Autor:
Valeria Luiselli
Editorial:
Edición:
Físico
Género: Ficción
País
donde sucede: Estados Unidos
País
de origen del autor: México
Libros
leídos del autor: 1
Páginas:
146
Días
para acabarlo: 2
Calificación
personal: 4/5
Previo: Ingravidez
¿Ingravidez
es lo mismo que ligerez? La respuesta científica sería no. La ingravidez es
aquello que se siente en la caída libre, o sea no sentir ninguna fuerza de
atracción en tu cuerpo. La ligerez es sentirse más livano en cuanto a las
mismas fuerzas de atracción. En un sentido más metaforico, se podría decir que
la ingravidez es la libertad plena, cuando no estás atado a ninguna fuerza. Ni
le rindes cuentas a nada ni a nadie. La ligereza es sentirnos más libres, pero
no totalmente. Una suave y sutil nos separa la una de la otra, al final del día
siempre estaremos a fuerzas que no controlamos.
¿Cómo lo
conseguí?
Solo
me dieron un libro de regalo de cumpleaños, y fue este. Lo agradecí
enormemente.
Un poco acerca
del autor…
Es
algo complicado saber algo de la autora, probablemente la fuente más confiable
sea su Tuiter, ya que su sitio web solo aparece eventos en los que aparecerá.
Habrá que investigar más y encontrarla.
Reseña
Una
historia que habla del pasado, del
presente y mucho antes del pasado. La narradora cuenta su vida en Nueva York
años atrás, plagada de personajes raros –y cargados de empatía-. Un pasado que
se encuentra de lleno con el fantasma de un poeta. Y un presente que
vomita y está plagado de incertidumbres.
A
través del retrato de una mujer que vive rodeada de ingravidez, de fantasmas y
de diferentes momentos de tiempo, se presenta: Los ingrávidos. Una novela
extraña que nos volara la cabeza.
Opinión
La
primera vez que vi el libro, la sinopsis me enamoró, me había quedado pensando
tanto en el libro que tuve que leerlo. Afortunadamente lo pedí de cumpleaños y
las ansias se fueron.
Una
narración que danza entre realidades, espacios, tiempos y subterfugios. Unas
ficciones que desbordan realidades, y unas realidades que engullen ficciones.
La forma de contar la trama es simple. Sencilla. Con puntos. Separaciones.
Espaciada. Tal como me gusta. Seca. Y me fascina. De alguna forma extraña, está
escrito para no parar de leer, y aunque no es un libro tan digerible –al menos
no como a primera instancia aparenta-, quieres devorarlo y saber que pasará.
Una prosa exquisita.
Un
libro bizarro (sé que no es la connotación correcta, pero es la primer palabra
que se me ocurre), emocional, denso y profundo. Los personajes están cargados
con las mismas emociones. Y la autora es tan hábil para proyectar realidades
alternas, que no sabrás en cual acabaste.
El
único –y gran problema- es que creo que la historia del poeta muerto, sale sobrando.
Todo es casi perfecto hasta la mitad, y una vez que se entromete, ya nada es
igual. Todo lo construido se derrumba, y el misticismo se acaba, se llena de
aburrimiento y de pereza. Un libro perfecto hasta la mitad.
Probablemente
este libro (al menos la mitad) es de los que más he disfrutado en muchísimo
tiempo. Quiero investigar, leer y saber más de la autora. El próximo año habrá
más de ella por acá.
¿Cuál
ingravidez nos quedó?
Citas
"A veces tenemos la impresión de ser como dos Gullivers paranicos, caminando eternamente de puntillas para no despertar a nadie, para no pisotear nada importante y frágil."
"Sabía que no era bueno depositar ninguna clase de confianza en los objetos de una casa; que en cuanto nos acostumbramos a la presencia silenciosa de una cosa, esta se rompe o desaparece. Mis vínculos con las personas que me rodeaban estaban marcados de igual manera por eso dos modso de la impermanencia, quebrarse o desaparecer."
"No me gustaba dormir sola en mi departamento. Estaba en un sétimo piso. Prefería prestar mi casa a amistades lejanas y buscaba otrso cuartos, sillones prestados, camas compartidas para pasar la noche. Le repartí copias de mis llaves a mucha gente. Otras personas me dieron copias de las suyas. No generosidad, reciprocidad."
"Me gustaban los cementerios, los parques y las azoteas de los edificios. pero sobre todo los cementerios. De algún modo, vivía en estado perpetuo de comunión con los muertos."
"Si uno cree que el estado de una planta en una maceta refleja el estado de su alma, o peor, el de una persona querida, estará condenado a la desilusión o a la paranoia perfecta."
"Es muy fácil desaparecer. Muy fácil ponerse un abrigo rojo, apagar todas las lues, irse a otro lugar, no regresar a dormir a ningún lado. Nadie me esperaba en ninguna cama. Ahora sí."
"Dejar una vida. Dinamitar todo. No, no todo: dinamitar el metro cuarado que uno ocuaba entre la gente. Más bien: dejar sillas vacías en las mesas que se compartían con las amistades, no a modo de metafora, sino en verdad, dejar una silla, volverse un hueco para los amigos, permitir ue el circulo de silencio en torno a uno se ensanche y se llene de especulaciones. Lo que pocos entienden es que uno deja una vida para empezar otra."
"Por supuesto hay muchas muertes a lo largo de una vida. La mayoría de las personas no se dan cuenta. Creen que se mueren una vez y ya. Pero basta con poner un poco de atenci´n para darse cuenta que uno va y se muere a cada rato."
"Si te dedicas a escribir novelas, te dedicas a doblar el tiempo. Creo que más bien se trata de congelar el tiempo sin detener el moviemiento de las cosas, un poc como cuando va subido en un tren, viendo por la ventana."
"Los finales amorosos nunca son épicos. Nadie se muere, nadie desaparece de veras, nada termina de terminar nunca. Pero yo si me muero y la gente sí desaparece."
"Sabía que no era bueno depositar ninguna clase de confianza en los objetos de una casa; que en cuanto nos acostumbramos a la presencia silenciosa de una cosa, esta se rompe o desaparece. Mis vínculos con las personas que me rodeaban estaban marcados de igual manera por eso dos modso de la impermanencia, quebrarse o desaparecer."
"No me gustaba dormir sola en mi departamento. Estaba en un sétimo piso. Prefería prestar mi casa a amistades lejanas y buscaba otrso cuartos, sillones prestados, camas compartidas para pasar la noche. Le repartí copias de mis llaves a mucha gente. Otras personas me dieron copias de las suyas. No generosidad, reciprocidad."
"Me gustaban los cementerios, los parques y las azoteas de los edificios. pero sobre todo los cementerios. De algún modo, vivía en estado perpetuo de comunión con los muertos."
"Si uno cree que el estado de una planta en una maceta refleja el estado de su alma, o peor, el de una persona querida, estará condenado a la desilusión o a la paranoia perfecta."
"Es muy fácil desaparecer. Muy fácil ponerse un abrigo rojo, apagar todas las lues, irse a otro lugar, no regresar a dormir a ningún lado. Nadie me esperaba en ninguna cama. Ahora sí."
"Dejar una vida. Dinamitar todo. No, no todo: dinamitar el metro cuarado que uno ocuaba entre la gente. Más bien: dejar sillas vacías en las mesas que se compartían con las amistades, no a modo de metafora, sino en verdad, dejar una silla, volverse un hueco para los amigos, permitir ue el circulo de silencio en torno a uno se ensanche y se llene de especulaciones. Lo que pocos entienden es que uno deja una vida para empezar otra."
"Por supuesto hay muchas muertes a lo largo de una vida. La mayoría de las personas no se dan cuenta. Creen que se mueren una vez y ya. Pero basta con poner un poco de atenci´n para darse cuenta que uno va y se muere a cada rato."
"Si te dedicas a escribir novelas, te dedicas a doblar el tiempo. Creo que más bien se trata de congelar el tiempo sin detener el moviemiento de las cosas, un poc como cuando va subido en un tren, viendo por la ventana."
"Los finales amorosos nunca son épicos. Nadie se muere, nadie desaparece de veras, nada termina de terminar nunca. Pero yo si me muero y la gente sí desaparece."
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