Ella quiere apartarme, primera parte
Voy
a desgarrarte. Voy a separarte. Voy a apartarte. Fueron las últimas palabras
que surgieron de sus labios. Sus labios azules. Sus partidos y pequeños labios
color azul.
Tengo
las manos en la cabeza, sangra, pero poco, nada grave, aún. Todo está oscuro,
no puedo ver bien, me hacen falta las gafas. Siento la pesadumbre de la noche…
más que una pesadumbre puedo sentirla como si me abrazará, como si me hiciera
parte de ella. Todo es negro, sin estrellas. Todo da vueltas. Remembro su
imagen. Aún la tengo nítida. Todo sigue negro, como mi corazón, como soledad.
Como todo. Todo es negro, sin conexiones, sin prefijos, sin sufijos, sin nada,
sin nadie, solo queda la soledad…y la oscuridad.
De
pronto recuerdo la noche anterior… una cita en el auto cinema, éramos personas
nuevas. Hasta esa noche.
**
El
primer contacto fue en la clase de literatura, el primer día de clases, mi
primer día en una comunidad apartada. Nos mudamos de California hacia el estado
de Chihuahua por el trabajo de mi madre, una activista en pro de los derechos
indígenas. El dinero nunca nos había sobrado, pero tampoco es que viviéramos
tan mal, teníamos lo suficiente para sobrevivir.
Entré
al salón. La miré, a ella primero. Tengo una capacidad impresionantemente
inútil de recordar detalles nimios, tales como el color de las bancas, el
número de alumnos, los apellidos, pero los rostros siempre me han costado
muchísimo, sin importar sea una mujer o un hombre. Pero ella, el de ella se me
quedó anclado desde ese instante. Cara redonda, lentes gigantes (para su
rostro), cabello quebrado, ojos distraídos y una blusa azul. Presentía que era
el tipo de chica que nunca miraba a la cámara, pero le gustaba posar. Recuerdo
todo su rostro, pero pregúntame el color de sus ojos, el tono de sus labios, si
traía aretes y curiosamente con ella no lo podré recordar. No comprendía como
es que mi sistema de memoria se había invertido con ella. Yo estaba seguro que
al próximo día la habría olvidado, o al menos esos detalles. Error. Toda mi
semana su recuerdo estuvo anclado a mi mente.
Me
intenté sentar alejado de ella, esa esa siempre es mi reacción natural,
alejarme de las personas que me gustan. Siempre pongo una barrera invisible que
ellos se encargan de derrumbar. La curiosidad era demasiado alta, así que la
miraba de reojo a cada que podía.
No
sabía de qué iba la clase, y aunque me fascinaba la literatura, ya sabía que
nunca iba a escribir un libro. Vi que ella tenía un libro de Octavio Paz en la
mesa, algo demasiado europatizado para mi gusto, al menos de los fragmentos que
había leído de él. Enseguida note que sus ojos pasaban demasiado rápido sobre
el texto, juraba que lo estaba devorando sin distracción. En ese momento la
envidié, yo siempre me distraía y nunca podía poner atención mientras leía;
ella parecía estar aislada en su mundo. Un mundo que desee explorar, un mundo
que al final fuese mío, o del autor que leía, o de quién realmente fuese no me
importaba, solo quería que al final fuera mío.
La
clase discurrió. No recuerdo una jodida palabra. Solo recuerdo sus ojos
procesar y procesar. Me sentía idiota, anonadado. Hace mucho que no me sucedía
eso, no desde California. Desde siempre he tenido debilidad por mirar a las
personas, seguirlas con la mente, ver sus hábitos, ver sus reacciones, sus
respuestas, como funcionan en sociedad, porque a mí me cuesta mucho trabajo
comprender las normas asociativas. Me falta un poco de empatía en general. Solo
que recuerdo que no debo hacerlo tan seguido, o podría parecer una persona
rara…al menos más de lo que ya soy.
Cuando
el timbre sonó yo apenas me percaté, ella se había ido, parece que me quedé en
mi mundo demasiado tiempo. En el mundo de las miradas perdidas. Miré su pupitre
y había un panfleto, “Función de medianoche, este viernes, descubriendo a los
asesinos seriales más importantes de California” Jo, parecía una puta
coincidencia, las películas de horror eran mi cosa preferida en el mundo…
después de mirar a las personas, claro está. Así que este era el pretexto
perfecto para acercármele. Pero aún era lunes.
Llegó
el martes. Ese día no había clase de literatura. Yo la buscaba entre los
pasillos de la escuela, esperando un milagroso encuentro en donde pudiera
mostrarme atento y nada desesperado. Pero nada ella no aparecía (y no era una
escuela tan grande). Me comencé a desesperar, y me metí en mi mundo donde ella
me leía poesía y me hablaba de todo lo que había leído. En este mundo la miraba
por horas, y horas, y ninguno se cansaba. Ella no apareció, mi martes se jodió.
Cualquier
persona en su sano juicio llamaría a esto como un enamoramiento fugaz, o tal
vez un crush. No la conocía, no sabía
cómo era su voz, pero ya la imaginaba, y me imaginaba con ella en distintas
situaciones. Yo iba pensando todo demasiado rápido… y cuando me di cuenta, era
miércoles y de nuevo tocaba clase de literatura. Serenidad, dulce serenidad. O
eso creía, porque tampoco la vi ese día, no asistió. Se me acababan los días
para el encuentro que yo fugazmente había planeado.
Jueves.
Mi maldito día de la semana menos preferido, desde siempre he aborrecido los
jueves. No recuerdo el motivo exactamente, pero todo lo malo de mi vida ha
sucedido en jueves. La muerte de mi padre, la mudanza de California, cuando me
rompí el brazo. Todo lo malo sucede en jueves, así que no esperaba mucho de
hoy.
Estaba
en lo correcto, tampoco la vi el jueves. Era viernes, mi última oportunidad.
Llegué antes a la clase de literatura, era la primera hora, me sentí en mi
pupitre, expectante, esperando a la misteriosa chica de los lunares (días
después de la primera mirada me percaté que tenía muchos en la cara, pero eran
imperceptibles a primera instancia), así la había bautizado porque no sabía su
nombre. Poco a poco la gente comenzó a llegar, con cada persona que entraba mis
ánimos decaían, estaba seguro que no llegaría. Me entristecí. Hui a mi mundo.
En este día ella me iba a leer a … abandoné mi mundo de una zarandeada, era
ella, la chica de los lunares. Perdí el habla por unos instantes, y ella me
dijo -mientras miraba fijamente mis manos-: Disculpa, eso es mío. Yo respondí: -
¿Perdón? Ella se refería al panfleto que sostenía entre las manos. Yo estaba
tan absorto en mi mundo que olvidé guardarlo. Me sentía estúpidamente
avergonzado. Solté la mano y se lo entregué. Ella sonrió y me dijo gracias. Ya
estaba, ahí se había ido mi oportunidad de hablar con esa misteriosa chica. La
chica de los lunares. Y no se repetiría.
En
toda la clase me refugié en mi mundo, y puse música a todo volumen. Nirvana era
una buena opción. Tenía ganas de destruir las paredes de mi mundo. Puse “Negative Creep” y grité con todas mis
fuerzas, hasta que mi voz se volvió tan ronca como la de Cobain. I’m a negative creep and I´m stoneeeed, yeah. Cuando el timbre me sacó de mi
mente, hui lo más rápido posible del aula, me largaría a casa, no podía seguir
en la escuela hoy. Otra zarandeada, era ella. -Hey, no sé tu nombre, ni
siquiera te conozco, pero gracias por el panfleto, es como una invitación y
realmente muero por esas funciones, me refiero a que también moriré de miedo,
pero quiero verlas, de nuevo gracias. Yo estaba anonadado, la chica en la que
pensé una semana completa estaba frente de mí, y yo no tenía palabras. -No hay
de qué. Ella no comprendía que estaba nervioso, supongo que pensó que yo era
raro o solo apático, así que tuvo la iniciativa. - ¿Te gustan las películas de
terror? Eres nuevo, ¿no? Asentí doblemente. Jamás me sentí tan estúpido, ella
irradiaba un nerviosismo abstracto, pero no se contenía, hablaba montones. Así
que finalmente me preguntó: - ¿Quieres ir? Hasta ese momento comencé a
reaccionar, y le dije que por supuesto. Aunque no tenía auto, ni mi madre.
Entonces ella me preguntó que si tenía auto y le dije que no… así que ella
sonrió y me dijo que ella iría por mí. Así que le di mi dirección y ella me dio
su nombre, pero para mí era la chica de los lunares. Me dio un suave beso en la
mejilla y se fue con un libro bajo el brazo.
Qué bonito cuento. Me encanta cómo lo desarrollaste, tanto a la historia como a ambos personajes. Ya perdí la cuenta de cuántas veces lo he leído.
ResponderEliminarPor cierto, ¿a quién se lo escribiste?
Gracias por leerlo.
EliminarEs que habías leído solo una idea. Aun falta.
Ya sabes a quién.
¿Para cuándo la segunda parte? Me dejaste con ganas de más. Escribes muy bien, sólo me perdía en los diálogos (leí en el cel) pero de resto me encantó todo. Yo igual era una observadora soñadora en la escuela hahaha quiero saber qué tan mal está el personaje antes de decir que me sentí identificada hahahhaha
ResponderEliminarPróximo viernes. (Aun tengo que escribirla pero ya sé como va). Pues gracias, aun me fallan los diálogos, no quiero sonar acartonado.
EliminarEl personaje está bastante loco por ella, tiene un Crush intelectual e intenso. Esos son de los peores. Así que tendrás que esperar... Se torna más tenso.
Gracias por leerlo.