Fragmento 702: El futuro comienza lento


Y todo se apagó. Fue así de repentino, así de breve. No supimos cómo. No sabíamos por qué. No había explicaciones científicas, no había explicaciones mecánicas, todo estaba en el lugar que estaba, pero simplemente no quería funcionar. La Tierra se apagó. La luz se fue. El internet se acabó. La oscuridad llegó, y reinó.

¿Cómo se supone que íbamos a aprender a vivir de esta forma? ¿Alguna vez han imaginado su vida sin energía eléctrica? ¿Sin internet? No tener energía eléctrica significa que no tienes televisión, no tienes computadora, no tienes celular, prácticamente tu vida se acaba a las 18 horas, que es cuando el sol se oculta. El cambio de hábitos fue duro. Muchas personas no lo soportaron, huyeron por la puerta de atrás: el suicidio. Nuestra vida cambio en más de un aspecto.

Los primeros meses fueron los más complicados, el caos, el descontrol; lograron sacar lo peor de la humanidad: unas ganas terribles de preservación, lo que significa egoísmo en su máximo esplendor. Te mataban por una manzana. Te mataban por una falsa esperanza de preservación. ¿Pero qué estábamos esperando? ¿A alguien que nos salvara? Teníamos claro que los rezos no servirían.

Al cuarto mes, la naturaleza retomaba lo que era suyo, los edificios yacían carcomidos, el proceso fue más rápido de lo que mucho pronosticaban. La oxidación abarcaba más de un estado, abarcaba personas, edificios, mentes. La cantidad de sal en el ambiente no era normal, sentíamos cargado el aire, y aunque no sabíamos a ciencia cierta lo que pasaría, teníamos un peor presentimiento: el fin estaba cerca. No nos equivocamos.

Llegaron de noche, llegaron cualquier día de la semana, nos tomaron por sorpresa. Llegaron por montones. Salieron del mar. Peces con cuerpos brillantes, y luces integradas. Similares a los míticos peces abisales, pero estos eran mucho más grandes, y mejores: eran bípedos, tenían branquias expuestas, no hablaban, no hacía falta. Venían a adueñarse de la Tierra, estaban cansados de ser figuras del fondo del abismo. Habían demorado meses en salir del abismo, pero ahora que estaban aquí, no iban a marcharse. La naturaleza siempre toma lo que es suyo, de una u otra forma. La evolución funciona de formas diferentes para todos, la preservación también.

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