Fragmento 648: Longway for attention, sideways for results
Suspiro, me cuesta respirar. Tengo una buena condición física, pero la altura jamás me ha encantado. Intento llevar el ritmo pero en definitiva estoy cansado, debí haber dejado algo de equipaje de la mochila. Suspiro de nuevo, pero la veo a ella. Veo sus caderas que van delante de mí. Suspiro de nuevo y tomo un segundo aire. Sus piernas van enfundadas en un mallon bastante curioso, mitad negro y mitad blanco. Ella se voltea y me dice ¡vamos! Lo hace parecer tan fácil. Suspiro por tercera vez en un intervalo de dos minutos. El aire sale de mis pulmones a ritmos acelerados.
Sigo con el ritmo, paso, paso, bocanada, bocanada. Vuelvo a mirar sus caderas, la forma de sus piernas, tan ajustadas que de pronto me hace pensar en cosas nada productivas a tanta altitud. Recuerdo como se ven sin nada, desnudas, piernas color piel. Recuerdo la noche anterior, su textura, su color, sus marcas, finos vellitos adornando la piel; todo memorizado por mí, incluso las marcas (que yo hice). Al tercer día yo ya me sabía el contorno, la forma, las imperfecciones (que me parecían perfectamente adorables) y hasta el sabor, las había memorizado en tan solo tres días. Estaba enamorado de las piernas de esa chica.
El problema de caminar en montañas, senderos, y bosques no es llegar al final, sino regresar a donde comenzaste. En lo personal me gusta desafiar mis límites, y siempre me gusta retarme hasta el final, el problema… es que siempre me cuesta volver sobre mis pasos. Ella sigue con su ritmo desafiante, y yo solo pienso en volver, puede que haya sido suficiente para mí, pero imaginar mis labios en sus piernas me hace seguir. Los pensamientos pecaminosos han vuelto, estoy deseando fervientemente llevarla a la habitación y no salir en todo el día. Inventar alguna excusa, algún pretexto, para retenerla todo un día conmigo.
Al llegar a la cima me dice: “¿Estás listo para volver? No puedo esperar a volver a la habitación para no salir en todo el día.” Me guiña un ojo y yo suspiro por última vez, ya sé por qué estoy enamorado de esta chica. No puedo esperar a volver a la habitación, creo que no dormiré esta tarde. Al final no fue tan necesario buscar un pretexto para salir, ella era mi pretexto.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar