Fragmento 316
"Y sí, supongo que ha de ser cierto, de un tiempo para acá te he recordado. He recordado lo que hacíamos, Como lo hacíamos. He recordado cuando lo hacíamos.
Y también parece que he recordado una de las noches más románticas de mi vida, de mi existencia. ¿Quiero seguir recordando? Ya lo creo. No quiero dejar de recordar, no quiero dejar de tenerlo presente.
Sucedió así, era la última noche. Sí, probablemente tú también pensabas que sería la última noche de nuestras vidas, pero era totalmente cierto que no seguíamos un guión, no actuabamos, sin embargo parecía que sabíamos todas nuestras líneas, todas nuestras interjecciones, todas nuestras reacciones...
Ambos estábamos abrazado debajo de las mantas, la realidad es que estabamos cobijados por el cuerpo del otro, mientras tanto la temperatura exterior era bajo cero. ¿Importaba? No. Nos teníamos él uno al otro, una noche. El frío sí azoraba a todos, los consumía, los hacía temblar, invadía sus sueños. Nosotros eramos inmunes... porque nosotros ya eramos uno mismo.
... Y no es que no lo hayamos sido esa noche, ya lo eramos antes, muchísimo tiempo antes, justo antes de conocernos, de existir. Antes de sentirnos. Es ese sentimiento indescriptible en el que piensas cuando presientes que conoces a la persona toda la vida.
Y sí, esa fue la última noche que la vi. Y probablemente sea la última noche que la veré. No, no me arrepiento. No, no me duele. Es que yo estaba por marcharme, mientras ella dormía a mi lado. Mientras mi -egoísta- subconsciente pensaba en el próximo viaje... "
Y también parece que he recordado una de las noches más románticas de mi vida, de mi existencia. ¿Quiero seguir recordando? Ya lo creo. No quiero dejar de recordar, no quiero dejar de tenerlo presente.
Sucedió así, era la última noche. Sí, probablemente tú también pensabas que sería la última noche de nuestras vidas, pero era totalmente cierto que no seguíamos un guión, no actuabamos, sin embargo parecía que sabíamos todas nuestras líneas, todas nuestras interjecciones, todas nuestras reacciones...
Ambos estábamos abrazado debajo de las mantas, la realidad es que estabamos cobijados por el cuerpo del otro, mientras tanto la temperatura exterior era bajo cero. ¿Importaba? No. Nos teníamos él uno al otro, una noche. El frío sí azoraba a todos, los consumía, los hacía temblar, invadía sus sueños. Nosotros eramos inmunes... porque nosotros ya eramos uno mismo.
... Y no es que no lo hayamos sido esa noche, ya lo eramos antes, muchísimo tiempo antes, justo antes de conocernos, de existir. Antes de sentirnos. Es ese sentimiento indescriptible en el que piensas cuando presientes que conoces a la persona toda la vida.
Y sí, esa fue la última noche que la vi. Y probablemente sea la última noche que la veré. No, no me arrepiento. No, no me duele. Es que yo estaba por marcharme, mientras ella dormía a mi lado. Mientras mi -egoísta- subconsciente pensaba en el próximo viaje... "
¡uchas!
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