Reseña de Uno soñaba que era rey por Enrique Serna

Título: Uno soñaba que era rey

Autor: Enrique Serna

Editorial: Seix Barral

Edición: Física

Género: Drama

País donde sucede: México

País de origen del autor: México

Libros leídos del autor: 5

Páginas: 329

Días para acabarlo: 4

Calificación personal: 4.75/5

Previo: Uno soñaba muchas cosas

Desde muy niños los mejicanos soñamos con grandeza, algunos queríamos ser científicos, astronautas o simplemente con ser bomberos y salvar a las personas, pero otros mejicanos soñaban con delinquir, ser narcotraficantes o sicarios. Al final del día no es nuestra culpa como niños, sino del medio que nos rodea y que nos rodeará. ¿Cuántas opciones tenemos? ¿Cómo niños podríamos pelear por un futuro? Esta y cientos de cuestiones sociales de un México retorcido, son dignas de analizar en una plática con nuestra niñez. Por mi parte lo considero un tema particularmente difícil, que necesita de todo el país, no solo de una zona como estamos acostumbrados. Yo no soñaba con salvar al mundo, ahora lo hago.

¿Cómo lo conseguí?

Recomendación directa de una amiga literaria, así que por mera casualidad lo encontré en una librería de viejo y lo compré.

Un poco acerca del autor…

Siendo el guionista de novelas para Televisa, el dramatismo se siente en sus escritos. Tengo que investigar en cuales participó.

Reseña

Un joven adicto al cemento, un yuppie dueño de una estación de radio, un homosexual escondido en la falda de su madre, y un niño cabrón, serán solo algunos de los personajes que funden esta historia llena de convencionalismos para un México de los ochentas.

A través del retrato y la critica social de un país que se encuentra casi igual que hace treinta años, se presenta “Uno soñaba que era rey”, un libro que nos dará cuenta de lo mal que seguimos como país.

Opinión

Este libro nos debería servir como una especie de biblia, o mejor dicho una anti-biblia para no ser los mexicanos que salen en el libro. A mi juicio, los mejicanos de mi generación hemos querido erradicar la malsana idea de que Méjico es un país tercermundista, salvaje y corrupto. Y en verdad lo intentamos, y lo seguimos intentando, pero es una lucha terriblemente injusta. Desearía que todos los mexicanos pudieran leer este libro para que lleguen a percatarse de lo mal que nos veíamos (vemos). Nos debería servir como una base forzada a querer cambiar todos los estereotipos y arquetipos con los que cargamos.

La narrativa es lo primero que resalta, los primeros capítulos te dejan la idea que son cuentos, y poco a poco te das la forma tan magistral que se funden y la relevancia de cada personaje. Cada personaje juega un papel fundamental es cada cimiento de la obra. Se soltarán chispazos y llamaradas de negatividad, soledad, ira y descontrol.

Por partes resulta pesado, pero una vez que toma ritmo es un libro imparable, la forma de conectar toda la historia es impresionante y si que te asombra. Sin embargo, el punto más débil es ese final arriesgado que a muchos no encantará, pero creo que logra el propósito de la novela: demostrar que era México en esa época.

Tengo recuerdos implantados por mis padres de aquella época, así que no es tan complicado llegar a imaginar la ambientación ni a las personas, ni a la radio publica ni a Televisa, ni las injusticias de la época. He de agradecer a mis padres su negatividad.

¿Y ustedes con que soñaban?

Citas

“Más que beso es una transfusión de aire, un allanamiento bucal que hace perder el resuello, entrometido en la saliva de los dos como un parásito de amor.”

“De pronto la brecha se ahondaba como una zanja, como una tumba de sus aspiraciones.”

“La depresión se había quedado en México, esperándolo entre las nubes de humo que vio con horror desde la ventanilla del avión.”

“Entonces tuvo la revelación que solucionó su crisis de madurez: no eres tú, es el país.”

“El la penetró sin amor, apresuradamente, como si quisiera despachar un asunto engorroso.”

“En cada página del Alarma encontraba una compensación a sus desdichas, suspiraba en ser un tipo con suerte.”

“Sería un pendejo sí, pero un pendejo contento, no el pendejo infeliz y atormentado que ahora soy.”